La parte más difícil del trabajo de gerente tal vez sea informar a un subordinado que ya no puede seguir en la compañía que esta “despedido”, que lo “dejan ir” o que lo “echaron”. Es una conversación desgarradora, sabiendo la profundidad con que este simple acto puede afectar la carrera de una persona, su autoestima y su forma de vida. Dados estos sentimientos escondidos, muchos gerentes dejan que la ansiedad mueva el proceso de despido en lugar del intelecto, haciendo de un momento difícil aún peor. Para evitarlo, a continuación algunas directrices :
Primero, asegúrese de que dejar ir al empleado sea el último paso de un proceso concienzudo, justo y transparente. Si el despido es por mal desempeño, entonces debería ocurrir después de una serie de discusiones de desempeño. La clave es que, de ser posible, el despido no debería ser una sorpresa.
En segundo lugar, llegue a la reunión de despido preparado para abordar cualquier pregunta de logística que pueda tener la persona.
En tercer lugar, prepárese para escuchar no para reaccionar. Perder el trabajo puede ser traumático, y su empleado podría mostrar una gama de emociones. Escuche con respeto y dirija a la persona hacia las realidades practicas de seguir adelante.