Un proceso de selección puede llegar a ser complicado debido a las diversas pruebas que se tienen que pasar para que el postulante pueda obtener el puesto. Para realizar un proceso de selección exitoso, es necesario que en la entrevista se muestren conocimientos, experiencia personal y sobretodo general una charla amena con el reclutador que muestre el interés que se tiene por ingresas a la empresa.
En algunas ocasiones estas entrevistas laborales se convierten en una especie de interrogatorio sobre nuestro Curriculum Vitae, en especial cuando tenemos la idea de que el entrevistador es una persona seria o que demuestra una actitud poco amigable, por ello es importante tener en cuenta que la finalidad del evaluador es encontrar a la persona idónea para el puesto, evaluando las competencias y la personalidad en corto tiempo, lo que podría generar a primera vista, un ambiente tenso durante la entrevista y no saber cómo actuar en consecuencia.
“Si bien es cierto que entablar una conexión con el entrevistador nos puede dar un valor diferencial al momento de elegir al mejor candidato para un puesto, este no es el principal factor para elegirlo. Primero tenemos que ver que tanto sus capacidades, como sus conocimientos y experiencias estén alineados al perfil del candidato requeridas por el puesto”, indicó Julio Cabrera, Consultor de Adecco Training and Consulting.
Por tal motivo aquí tienes 4 motivos para afrontar una entrevista con un reclutador poco amigable:
- No tener prejuicios sobre el entrevistador durante las entrevistas de trabajo: el calificar, ya sea de manera consciente o inconsciente al evaluador como poco amigable, desencadenará de manera natural una serie de respuestas de protección o rechazo, que podrían distorsionar la percepción de la información de la persona que tenemos en frente, y generar una dinámica desfavorable de cara al objetivo que estamos buscando alcanzar.
- El entrevistador es una persona como nosotros: debemos entender que él, al igual que nosotros, se encuentra a merced de las mismas dificultades, preocupaciones y emociones, por lo que a veces puede tener un mal día.
- Investigar sobre la empresa y el entrevistador: Así como el evaluador investigará sobre nuestro perfil, debemos conocer a la persona que tendremos en frente. Esta labor es muy sencilla gracias a la información que se obtiene de las redes sociales como sus gustos, carrera laboral, hobbys, etc. para tener una idea general del tipo de persona que nos entrevistará. De esta manera, se puede coincidir en temas en común para generar una conexión que nos permita fijar una emoción en la persona, asociada a nuestra capacidad dentro del puesto.
- Aprender a “leer” al entrevistador y la situación de la entrevista: Debemos estar abiertos a la información que el evaluador nos pueda transmitir y tener la capacidad de ver las oportunidades de conexión en base a la información que podamos haber recabado. Esto requiere de una transparencia absoluta para generar confianza en el otro, pues si buscamos solo agradar, será leída como hipocresía y esto puede generar que nuestro evaluador nos descarte al instante, aun cuando podamos tener la mejor capacidad y experiencia para el puesto.
Finalmente, Julio Cabrera explica que aun cuando hayamos percibido que la actitud del reclutador no fuese la mejor, no debemos descartar la posibilidad del puesto, ya que muchas veces no solo nos medirá en función a sus propios criterios, sino que deberá extrapolarlos al área donde finalmente se desarrollará el futuro colaborador.