Retener y mantener el talento es un nuevo territorio de juego en el que los Millennials o Generación Y (nacidos entre los 80 y 90) obligan a escribir la historia empresarial. Un salto hacia nuevas metas, gestión del compromiso y aprovechar al máximo el potencial de juventudes inquietas, son las reglas del desafío.
Terminar la carrera, tener un título profesional y viajar para perfeccionar idiomas o ganar experiencias, son las principales prioridades de la Generación Y, también conocidos como los Milennials. Sólo después de esto pensarán en buscar trabajo.
Han creado una verdadera revolución en el mundo laboral. Dinámicos, creativos, contestatarios y rebeldes, buscan nuevos desafíos que les permitan desarrollar sus capacidades creativas, pero que a su vez, les deje tiempo para proyectos personales.
Crecieron viendo a sus padres dedicar la vida entera al trabajo, llegando tarde a casa y sacrificar el tiempo libre por estar en la oficina. Ellos no quieren ese destino. Buscan un empleo que les brinde buenos ingresos, donde valoren sus habilidades, pero con horarios flexibles para desarrollar otro tipo de actividades.
Han venido a romper esquemas, tarea que hace unos años, pero de manera más paulatina y aún un poco conservadora, comenzó la denominada Generación X, los nacidos entre mediados de 1960 a 1980. Quienes si bien dedican muchas horas al trabajo, buscan éxito profesional y se esfuerzan por llegar a ser gerentes u ocupar una posición directiva en su empresa, no descuidan su vida personal, ni tampoco sus tiempos libres. No es extraño encontrarse con un gerente X de traje y corbata, muy formal en la oficina y el fin de semana con short y zapatillas participando en una competencia de running.
Sin embargo, los X tratan de compatibilizar ambas cosas, pero dándole protagonismo al trabajo; en cambio los Y, no están dispuestos a tranzar, sólo toman un empleo si éste les permite tener tiempo libre para sus hobbies y amigos.
Los mayores son colaborativos, les gusta trabajar en equipo, no creen en las jerarquías y son más líderes que gerentes. Pueden trabajar en un proyecto que tal vez no tenga nada que ver con su posición en la empresa, pero se comprometen en buscar logros y jamás dejarían un empleo sin estar seguros de tener otro mejor.
En cambio los más jóvenes sólo quieren alcanzar resultados concretos, tangibles y a corto plazo. Necesitan saber por qué y para qué hacen lo que hacen. Si no, fácilmente se sienten desmotivados, pueden sentirse usados, se aburren y buscan nuevos desafíos. No temen dejar su empleo, pues están seguros que pronto encontrarán otro, e incluso mejor.
El nuevo capital humano que ingresa al mercado del trabajo anhela un buen clima laboral, un ambiente informal y sobre todo buenos jefes, uno de los principales motivos por los cuales las empresas tienen tanta rotación.
No quieren ceder y no comparten las estructuras y formalidades, para ellos sin sentido, que tienen las empresas. Temas como el horario, la vestimenta o el uso que deben dar a las plataformas tecnológicas, pueden ser motivos de grandes discusiones e incluso de renuncia, ya que sólo importan los resultados.
Los Millennials tienen una marcada conciencia ambiental, tecnológica, social y no se imaginan envejeciendo en un mismo lugar de trabajo.
Para los head hunters esta generación aún es un poco incierta, porque carecen de visión de futuro y planificación, viven el ahora, quieren puestos importantes y grandes salarios, pero olvidan que es necesario el trabajo duro y empezar desde abajo.
El desafío es cómo lograr que en una misma organización convivan X e Y, donde los primeros parecen ser aún un poco conservadores y los segundos 100% impulsivos, contestatarios y rebeldes. No hay recetas, pero muchos aseguran que la clave está en la flexibilidad y comprensión por parte de ambos grupos.
Crear nuevos liderazgos, donde los jóvenes sean más participativos, se involucren y sus opiniones cuenten, es uno de los tantos cambios que deben aplicar las empresas, atrás quedaron los procesos burocráticos y largas reuniones, hoy se necesita eficiencia y rapidez, porque las nuevas tecnologías así lo han enseñado.
Ernesto Velarde, Country Manager de Trabajando.com Perú, señala que “basta con que el trabajo se vuelva monótono, que el jefe sea un ogro y que no se sientan cómodos con el ambiente, para que un Milennials migre a la competencia. Esto es el principal motivo de la alta rotación que existe en los jóvenes”.
“Sin embargo, estas exigencias de los Millennials, han obligado a que las empresas mejoren aspectos tan fundamentales en la productividad, como el clima laboral, condiciones laborales y que se esfuercen por comenzar a pensar en cómo retener aquel talento”, agrega Velarde.