Cuando una persona emprende un proyecto, ya sea de negocio, espiritual o en cualquier otro ámbito, es recomendable que busque un mentor para que oriente sus pasos y lo ayude a tomar las mejores decisiones; sin embargo, muchos consideran que este personaje no es necesario y actúan a su libre albedrío poniendo en peligro los planes que se han trazado.
Si para mucha gente, el rol que desempeña un mentor no es indispensable ¿por qué los que optaron por seguir las recomendaciones de esta persona han triunfado más? Para responder esta interrogante es necesario saber qué es el mentoring.
Tiene más conexiones. Debido a las relaciones que ha entablado a lo largo de sus años y experiencia, la red que ha establecido el mentor puede abrirle puertas cuando lo requiera.
Ayudan a establecer objetivos medibles. Si aún no tiene definido los puntos que quiere alcanzar es poco probable que avance. Es aquí donde los mentores hacen su trabajo y lo ayudan a esclarecer sus ideas.
Nunca lo dejan conformarse. Siempre estará atento a que sus logros sean más constantes, uno tras otro para que aprenda a superarse cada día.
Al final del mentoring, el trabajo es recíproco. Mientras que la persona que recibe la orientación de un mentor adquiere nuevos conocimientos para alcanzar sus metas, el mentor conoce nuevas inquietudes y amplía su visión.
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