La Inteligencia Artificial (IA) y sus posibilidades ha despertado una gran ola de desconfianza en todo el mundo. A muchas personas les inquieta e, incluso, la temen, pues ven en ella una amenaza para sus puestos de trabajo.
Este hecho hace que todas las miradas se dirijan a las empresas, expectantes de cuáles serán sus próximos movimientos para integrarla en sus negocios. Sin embargo, la IA no debe verse como una destructora de empleo; todo lo contrario, ha de entenderse como una potencial generadora de este.
Ahora, hay una nueva era en el horizonte con el auge de la Inteligencia Artificial, y tal y como pasó en su momento con los cajeros automáticos, en cuanto el mercado se ajuste al nuevo entorno laboral, la IA será aclamada como generadora de empleo. La clave estará y está en el tipo de empleo, no en el número.
Muchas profesiones sí que irán desapareciendo poco a poco con los años, tal y como ha pasado a lo largo de la historia. Pero mientras estas figuras quedan atrás, surgirán otras, gracias, precisamente, a la tecnología.
Desarrolladores de aplicaciones móviles, ingenieros de software, community managers o arquitectos, analistas y desarrolladores de almacenes de datos son solo algunos ejemplos de profesiones que ya existen y que, de hecho, están en alza.
Según el Foro Económico Mundial, el 65 % de los niños que estudian Primaria trabajarán en empleos que no existen ahora, y es que solo el Internet de las Cosas demandará 4,5 millones de expertos en unos años.
En cualquier caso, una cosa es clara: al tiempo que la IA se va introduciendo en nuestras vidas, el papel del ser humano es y será fundamental. Hemos de ver la maravillosa oportunidad que se presenta ante nuestros ojos. Abrazando el cambio y formando a los trabajadores del mañana, construiremos un futuro mejor para todos.