Los jefes buenos y los malos son dejados por sus trabajadores con la misma frecuencia

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La sabiduría popular indica que las personas no se van de las compañías, sino que abandona a los jefes malos. No obstante, una investigación llevada a cabo por la Harvard Business Review – y una creciente evidencia de otros estudios – concluye que los empleados dejan a los buenos y a los malos jefes a tasas casi comprables. En este estudio reciente se intenta averiguar el  por qué.

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Ravis. Gajendran y Deepak Somaya trabajaron en colaboración con Sumita Raghuram y Xiangmin Liu, sondearon a más de 700 empleados de una gran firma multinacional de tecnología de la información. Dieciocho meses después, identificaron a quienes se habían ido de la compañía. Un consultor independiente los entrevistó después para averiguar por qué se fueron, en qué se diferenciaba su nuevo trabajo y si había cambiado su percepción sobre su ex empleador.

Los resultados fueron fascinantes. Un buen liderazgo no reduce la rotación de personal porque empodera a los empleados para que se hagan cargo de tareas desafiantes de mayor responsabilidad, lo que los predispone para ser fuertes aspirantes para empleos externos.

La investigación  tiene tres implicaciones clave:

El liderazgo no engendra retención. Un beneficio de trabajar para un buen gerente es tener mejores opciones profesionales externas. Las compañías deberían diseñar otros mecanismos para retener a los empleados talentosos desarrollados por los buenos líderes.

Los buenos líderes deberían formar fuertes relaciones con sus exempleados. En una era de saltos constantes de empleo en empleo, muchas firmas ahora tienen una población considerable de ex empleados y deberían cultivar relaciones con ellos como base estratégica.

El proceso de salida es importante. Las compañías deberían formar puentes con los empleados y capitalizar sus experiencias positivas con la empresa. La retención encabezada por los gerentes y los procedimientos de salida deberían señalar el valor del empleado para la compañía, y los líderes deberían apuntar a continuar la relación incluso si el empleado opta por irse. Este enfoque pudiera requerir un cambio de mentalidad de los gerentes que responden negativamente cuando los empleados abandonan la firma para seguir con su carrera en otra parte.

Fuente: Harvard Business Review

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