Las actividades cotidianas demandan dosis de energía, concentración y tiempo para poder concretarlas con plenitud. Sin embargo, el estrés muchas veces juega en contra de nosotros y nos sumerge en un estado de tensión, comprometiendo nuestra salud.
Alcanzar un estado de paz, en medio de este mundo agitado, es difícil pero no complicado. Equilibrar las horas de sueño, ocio, trabajo y actividad física le darían nuevos aires a nuestra vida.
Aprende a reconocer qué malos hábitos pueden causarte estrés y a cómo evitarlos:
Rechazo a los cambios. El hecho de cambiar puede desestabilizar a alguien que no piensa ante lo adverso. Es inevitable no cambiar, queda en uno tomarse un respiro para analizar las ventajas y contras de los cambios.
No dormir bien. No respetar las ocho horas de sueño afecta a largo plazo. Nuestro cuerpo no reposa el tiempo necesario y puede traer problemas crónicos de salud, como el estrés, aumento de peso, enfermedades cardiovasculares y dificultades psicomotrices.
Caminar encorvado. La mala postura no solo provoca que nuestros músculos se tensionen. Según estudios del Journal of Behavior Therapy and Experimental Psychiatry, las personas que caminan con los hombros caídos y encorvados tienen mayor tendencia a caer en depresión.
Falta de ejercicio. Las personas sedentarias corren mayor riesgo a padecer ataques de pánico, fobias o enfermedades cardiacas. Balancear el tiempo en la oficina y la actividad deportiva mejorará el estado físico y mental de la persona.
Desorganización. Llevar una agenda incompleta (o no contar con una) nos mantiene siempre alertas, pensando en que se está dejando algo de lado. Tener todo agendado, programado y bien organizado facilitará la realización de nuestros pendientes.