Mindfulness: la clave para ser un mejor líder

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Mindfulness, una práctica derivada de las tradiciones budistas meditativas, y adaptado a nuestra cultura, está entrando cada vez más en entornos empresariales. Es una habilidad que cualquier persona puede entrenar, puesto que ha demostrado la transformación que se produce en nuestro cerebro al practicarlo, permitiendo tomar decisiones más racionales.

También se ha demostrado que el entrenamiento de la atención plena aumenta el nivel de inteligencia emocional y mejora las relaciones interpersonales. Aquellos que completan un curso de Mindfulness muestran mejoras significativas con respecto a la inteligencia emocional, el estrés percibido, el manejo de situaciones de incertidumbre, y la salud mental, en comparación con aquellos que no se han entrenado en Mindfulness.

Está comprobado que el Mindfulness consigue resultados directos en la mente de los líderes de una organización, haciéndolos más eficaces. Además, acercar a los colaboradores a los objetivos, mejorar el rendimiento, aumentar la motivación, reducir el estrés y lograr el bienestar, consiguiendo mejorar el clima laboral.

¿Cómo puede el líder practicar el mindfulness en la empresa?

  1. Romper Patrones: Los líderes deberían examinar sus hábitos laborales, reflexionar sobre cómo se desarrollan sus procesos y considerar si existen técnicas nuevas y con mayor consciencia. Por ejemplo, muchos líderes encontraron el éxito utilizando el bloqueo de horarios. Esto implica dedicar 2 horas (bloqueadas de su calendario) para realizar una sola tarea. Cuando ese bloqueo termina, el líder puede iniciar una nueva tarea, incluso si algo no se termina durante ese tiempo, el enfocarse a un sólo tema durante un tiempo determinado los ayuda a concentrarse.
  2. Reducir el alcance: Las empresas viven rodeadas de detalles e información. Pero tratar de absorber todo deriva en pasar por alto información importante. Tener consciencia ayuda a los emprendedores a ver la pintura completa que tienen enfrente, y no sólo un pedazo.
  3. No trabajar por el simple hecho de trabajar: Darte el tiempo necesario para recargarte contribuye en gran medida a la productividad. Pero los líderes suelen planear juntas o empezar proyectos sólo porque no tienen nada que hacer, sin un propósito claro, los líderes y los empleados no pueden concentrarse realmente. Por ello, si tu equipo ya logró sus objetivos o si ya no hay temas para discutir ni proyectos a empezar, diviértanse. Mediten o reúnanse para ver una película para que todos se sientan recargados para el próximo reto.
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