Echarle la culpa a su jefe, a sus compañeros, a la empresa o incluso a determinada coyuntura de su salida de un empleo resulta inadmisible en una entrevista de trabajo.
Los rencores, justificados o no, hay que dejarlos a un lado. Acceder a un empleo depende de su formación, experiencia, capacidades y habilidades.
No diga cosas malas de su jefe ni de la empresa. Recuerde que cada compañía tiene una cultura propia, una manera de organizarse, de trabajar y de comportarse. Puede ser criticable, pero las empresas no son ni buenas ni malas. Diga que no fue capaz de adaptarse, nada más.
Fuente: Diario Gestión
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