El compañerismo es una virtud que se hace presente desde la educación temprana, tanto en el ámbito académico y laboral como en el familiar. Es un valor que no entiende de razas ni colores, la raíz de un vínculo emotivo desinteresado, en el que se comparten propósitos, ideas, planes y experiencias.
Se puede definir compañero como aquel que ofrece su apoyo en los momentos difíciles de la vida. Es esa persona capaz de resaltar tu sonrisa en un día gris.
Un equipo de trabajo integrado, es un plus para la productividad, puesto que permite que las tareas resulten menos pesadas y el ambiente se torne más agradable. Mantener el equilibrio en el entorno laboral es fundamental, ya que las personas pasan más tiempo en sus oficinas que en sus casas, lo que en ocasiones les permite compartir alegrías, tristezas, incertidumbres y diferencias.
Es importante mantener buenas relaciones con ese grupo de personas, que de alguna manera pasa a ser otra familia; lo esencial es establecer los límites necesarios para evitar que los acercamientos puedan dar paso al exceso de confianza o a irrespetos.
Pautas
- Para ser un ejemplo de compañerismo, sigue algunas de estas recomendaciones:
- Haz críticas constructivas. Expresa opiniones con la finalidad de mejorar la situación, o aportar ideas positivas, nunca con intenciones de destruir.
- Aprende a escuchar. Toma en cuenta las opiniones que dan de tus compañeros, con la finalidad de mejorar las relaciones personales en el trabajo.
- Respeta los espacios. Cada uno tiene su lugar en el ámbito laboral. Respeta el aspecto personal, físico y mental.
- Sé amable. Trata a los demás como te gustaría ser tratada.
- Comparte. No te guardes tus conocimientos, con eso podrás contribuir al crecimiento del grupo en el que te encuentro.