Algunas personas tienden a asumir comportamientos riesgosos en el trabajo, incluso contra las normas de seguridad establecidas. Estos comportamientos asumidos por algunos trabajadores pueden estar relacionados con procesos mentales a los que todos nos encontramos expuestos. El reto está en identificar dichos procesos.
La mente humana no siempre funciona de forma racional. En 1991, la empresa ALCOA decidió implementar un proyecto de mejora de las normas de seguridad en el trabajo, pero, debido al nivel de especialización que tenían los empleados, reaccionaron negativamente cuando la empresa impuso éstas medidas adicionales de seguridad.
Esto podría interpretarse como algo irracional. Pero en realidad respondía a una serie de procesos mentales conocidos como sesgos o distorsiones cognitivas. Todas las personas, en mayor o menor medida, están expuestas a este tipo de distorsiones, y muchas veces toman decisiones basadas en dichos sesgos ya que implican una respuesta rápida y poco desgastante del cerebro.
En este ejemplo, el exceso de confianza fue un sesgo, otro muy conocido es el de status quo, que motiva a las personas a aceptar una situación por defecto y no buscar una alternativa, que bien podría aplicarse a trabajadores nuevos que rápidamente se integraron a la forma de trabajo de la empresa, sin prestar atención a los riesgos existentes.
Parte de la labor de quienes tienen a su cargo velar por la seguridad en el trabajo, consiste en identificar este tipo de sesgos en el personal y motivarlos a trabajar sobre ellos, con la finalidad de que consideren su existencia a la hora de tomar decisiones que, potencialmente, puedan ser perjudiciales.
Fuente: Conexion ESAN