¿Qué hacer frente a un bloqueo mental en el trabajo?

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Te han asignado un proyecto que realmente requiere un gran esfuerzo mental, ya que tienes que presentar formas creativas sobre un tema muy importante para la empresa.

Te sientes frente a tu ordenador, pero, en lugar de comenzar a escribir con fluidez, no sabes por dónde comenzar ni cómo abordar el tema.  En otras palabras, tienes un bloqueo mental.  

Entonces, surgen las siguientes preguntas: ¿Qué es, en realidad, un bloque mental? ¿Qué podemos hacer para combatir este colapso mental?

Te recomendamos algunos ejercicios que pueden ayudarte:

Cambiar de escenario. El cerebro vincula ciertos espacios con actividades y esto inicia a bloquear sus funciones. Por ello,  los especialistas aconsejan regalarle al cerebro «ambientes nuevos». Un parque, la naturaleza, o un café lleno de gente pueden alterar los flujos de información que maneja tu cerebro, estimulando la concentración y sirviendo   como fuente de inspiración.

Es más, si trabajas todo el día en una oficina, o con un trabajo mecánico frente a un ordenador, puede que tu bloqueo mental se relacione con una vista cansada. Cambiar de panorama ayudará a tu vista a relajarse.

Establecer límites. Ponte una meta temporal, fija que en tantos minutos vas a cumplir tal objetivo o terminar tal función. Las mentes bloqueadas siempre funcionan mejor con un margen de presión, ya que esto no permite cansancio mental y a su vez obliga a reaccionar.

Los especialistas recomiendan regalarse unos minutos de distensión; cada intervalo debe ser de aproximadamente 20 minutos. Puedes aprovechar esos descansos para despejarte y hacer tareas menores que evadan tu mente del trabajo que estás realizando.

Usar metáforas. Una de las técnicas que ayudan a pensar y salir de un bloqueo es tratar de explicar lo que intentas hacer. Para ello, puedes utilizar metáforas, una figura lingüística que te permite describir y ver desde otro ángulo tu trajajo. Así, amplías tu visión del problema y es más fácil dar con la solución,  Busca metáforas en los dichos de otras personas, cómo los demás las utilizan para describir sus tareas y pensamientos. Pon atención en tus propias metáforas cuando piensas, pues inconscientemente las utilizamos todo el tiempo.

Saltar las partes difíciles. Si te atascas con una parte y el trabajo sigue, sáltatela. Tu mente no dejará de trabajar en el problema para buscarle una solución, pero mientras tanto tú puedes seguir trabajando en otras partes. Aisla el problema y sobre todo, evita el «no puedo».

Rodearse de algo que inspire. Relee aquel texto que siempre te ha servido como ejemplo a seguir, busca cosas que te motiven, que te transmitan paz, juega un rato con tus hijos o sobrinos, recuerda qué te hacía pensar y cuál es tu mayor fuente de ideas; una amiga, una charla con tu padre, una canción especial… y recurre a ellas.  

También se recomienda desarrollar herramientas para ejercitar la memoria y procesar información nueva. Eso tiene que ver con el aprendizaje y la flexibilidad que se tenga o se establezca para el cambio.

No buscar la gran idea sino sólo una idea. La creación es un proceso. Ni la primera idea suele ser la más válida, ni la mejor va a salir de forma espontánea cuando estás bloqueada. Trata de acercarte poco a poco a lo que te gustaría hacer.

En este sentido, se recomienda hacer un listado con ideas cercanas y combínalas.  Intenta dar con una pequeña idea que dé paso a otras mayores, y déjalas reposar un rato. Cuando las ideas maduran, la claridad comienza a aparecer. No te ofusques tu sola.

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