La actual crisis y su impacto en la cotización de las distintas divisas nacionales ha puesto de nuevo en el punto de mira a las criptomonedas, hasta el punto de que algunos analistas especulan con que lleguen a conformar -al menos en parte- el salario de los trabajadores, no en balde en Nueva Zelanda empezó el 1 de septiembre de 2019 una interesante iniciativa para pagar en criptomonedas un porcentaje del salario a algunos trabajadores para ver cómo funciona.
Claro que no puede ser cualquier criptomoneda -deben ser fácilmente convertibles en moneda fiduciaria- ni pueden acogerse a esta forma de cobrar todo tipo de trabajadores -quedan excluidos por ejemplo los autónomos- pero sin duda esta iniciativa, tomada precisamente en uno de los países con unos índices de desarrollo y calidad de vida más altos del planeta, nos ayudará a sacar interesantes conclusiones, ¿imaginan cobrar en el Perú en bitcoins o litecoins?, ¿imaginan que esta medida se hubiera tomado antes del boom de diciembre del 2017? Aunque no es menos cierto que las criptomonedas no solo suben, también sufren periódicos desplomes de su cotización.
Pero esto es solo el principio de lo que las criptomonedas tienen para ofrecer a la sociedad en general y a las empresas en particular.
Los contratos inteligentes
Para algunos analistas esta pandemia puede actuar como catalizador para que se generalice el uso de las criptomonedas en nuestras sociedades, ya que tienen mucho que ofrecer al mundo empresarial más allá de su valor como inversión. Uno de los aspectos menos conocidos pero más interesantes que ofrecen las criptomonedas -gracias a que están basadas en una potente forma de encriptación llamada blockchain– son los conocidos como contratos inteligentes.
Un contrato inteligente es, hasta la fecha, una de las formas más confiables de asegurar que los contratos se cumplan, ya que no están bajo el control de ninguna de las partes firmantes, sino bajo un control informático que ejecutará los términos contractuales si se cumplen las condiciones -en terminología técnica se denomina a esta forma de actuar “if-then”, o lo que es lo mismo “si-entonces”; “si ocurre esto entonces se ejecuta tal o cual consecuencia”- al margen de cualquier tipo de control humano.
El blockchain -o cadena de bloques en español- es la misma herramienta que hace prácticamente imposible hackear los bitcoins, ya que en la cadena de bloques todos los participantes poseen toda la información relativa al contrato o las transacciones, con lo que para falsificar una información habría que alterar toda la cadena, algo ciertamente difícil, virtualmente imposible. Algo que no ha pasado desapercibido para gigantes de la informática como IBM, que ofrecen –y mejoran continuamente– un servicio de contratos inteligentes a sus clientes, lo cual añade un plus de seguridad.
Compraventa, trading o ETFs. Las criptomonedas no tienen nada que envidiar a otros activos
Y es que los tipos de inversión institucional, empresarial o privada a nivel individual que ofrecen son prácticamente los mismos que podemos encontrar en otros activos -aunque los fondos cotizados con criptomonedas han encontrado resistencias en algunos países como EE. UU., cuyas autoridades financieras miran con desdén o abierta hostilidad a las criptomonedas-.
A nivel de inversión individual podemos o bien realizar trading con las cotizaciones de las criptomonedas a través de un bróker online regulado, en cuyo caso no las poseeremos, es decir, no las estamos comprando, o bien podemos comprarlas y venderlas en alguna de las plataformas de reputación que existen para ello, y ambas opciones tienen sus pros y sus contras.
En el trading la inversión puede ser menor, ya que al operar apalancados -apalancarse significa utilizar deuda para aumentar la exposición al mercado, con lo que la mayoría del capital utilizado no es del trader sino un préstamo por parte del bróker- la operación multiplica su valor -para bien y para mal, es decir, al multiplicar su valor multiplica también los beneficios y pérdidas potenciales-. Por ello mismo a criterio de cada trader deberá quedar el considerar si escoger un bróker que no permita que podamos incurrir en deudas.
Si por el contrario nos decidimos a comprar criptomonedas es conveniente estudiar detenidamente las opciones que tenemos a nuestra disposición y cuáles son nuestros objetivos, ya que no es lo mismo comprar bitcoins, ethereums o litecoins, con sus precios relativamente altos y sus enormes variaciones en la cotización, que apostar por una stablecoin, vinculada a alguna moneda fiduciaria y por lo tanto más segura en su cotización, pero a su vez lejos de las espectaculares subidas de otras criptomonedas más volátiles.
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