En el Perú, un 80 % de las empresas tienen origen familiar y contribuyen con el 40% del PBI, señaló César Cáceres, docente del programa especializado en Retos de la Empresa Familiar de la Universidad de Piura (UDEP).
Asimismo, el 30% de las empresas familiares pasan a la segunda generación, y de estas sólo el 15% pasan a la tercera generación.
Advirtió que el principal motivo por el que las empresas familiares no pasan a las siguientes generaciones, es porque no tienen preparado un plan de sucesión. Sus prácticas para entregar el timón del barco al siguiente capitán no son adecuadas.
Inclusive, en muchas ocasiones, los familiares de la primera generación no se atreven a nombrar a un nuevo “capitán del barco” y terminan cerrando la empresa o vendiéndola.
En ese sentido, manifestó que los principales retos para las empresas familiares son:
- El buen manejo de los conflictos originados por el negocio y los recursos disponibles para que no afecten a las relaciones familiares.
- El manejo de las finanzas familiares, separado de las finanzas empresariales. Es común que se mezclen ambos ámbitos y que se crea que este sistema mezclado genere ahorros. A largo plazo, generará graves inconvenientes económicos y tributarios.
Pero ¿cómo debe manejarse el directorio de una empresa familiar? Pues el especialista consideró que todas las empresas familiares deberían contar con un directorio.
“Este tendrá su propio ámbito de acción. En el directorio se verán las inversiones y otros temas de largo plazo. Es bueno contar con uno o dos directores independientes (dependiendo del tamaño de la empresa o del número de miembros de la familia en el directorio)”, explicó.
Manifestó que la visión imparcial del director independiente es necesaria para el avance sin sesgos de los negocios familiares.
Para aquellas empresas familiares que aspiran a compartir el accionariado, recomendó que lo mejor es establecer ramas, de acuerdo con el número de miembros de la segunda generación.