Lima, 5 de febrero de 2024.- Es evidente que en esta nueva sociedad pospandemia han cambiado muchas cosas que parecían inmutables. Y una de ellas es la penetración de nuevos modelos de trabajo en el mercado laboral. En una sociedad como la española donde se ha asociado el presentismo laboral con la productividad, durante décadas, el teletrabajo tenía pocas perspectivas de viabilidad. Además, también debemos tener en cuenta la naturaleza de los sectores económicos imperantes en nuestro país, como el turismo o el sector inmobiliario, donde teletrabajar no es posible. Este cóctel de factores, entre otros, hacía que España fuera el país europeo con menor incidencia del teletrabajo. De hecho, según el estudio del Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad, “El teletrabajo en España. Antes, durante y después de la pandemia”, tres de cada cuatro personas (el 74,5 %) no habían trabajado a distancia antes de la crisis sanitaria del Covid-19.
Ahora, cuando hace más de tres años del inicio de la pandemia, nos encontramos con una situación diferente, pero que entraña una alta complejidad. Actualmente, según la encuesta Eurofound, en España existe una elevada preferencia por el teletrabajo. De hecho, un 83,7 % de los encuestados desearía teletrabajar y el 39 % que lo hacen, quieren mantenerlo.
Así pues, es lógico que nos encontramos ante un nuevo contexto de adaptación de las empresas a los nuevos modelos de trabajo requeridos por su plantilla o, sobre todo, por el talento que quieren atraer. Y es que aquí, en medio de datos y porcentajes se encuentran las personas. Personas empleadas que cada vez abrazan más la idea de una manera de trabajar que permita mayor flexibilidad, conciliación laboral y familiar, pero, ante todo, tiempo. Y es que el tiempo y su calidad se han convertido en el Santo Grial de muchas personas empleadas. No es que no quieran ser productivas en la empresa, lo que pasa es que también desean tener tiempo para sentir, para explorar, para experimentar el placer de estar vivas.
En este cambio de paradigma, la tecnología no solo es necesaria, es vital. Y así lo detectamos cuando llegó el teletrabajo obligado y el opcional. Las empresas tuvieron que hacer un esfuerzo titánico de adaptación a las circunstancias. Se facilitó el hardware a las personas empleadas, se cambiaron los modelos organizativos, el onboarding y el offboarding de las personas empleadas y, un sinfín de cuestiones más. Procesos que formaban parte del día a día en la gestión de personas y que se vieron modificados en un abrir y cerrar de ojos. Ante tal cambio, fue la tecnología y, en concreto, los software de Recursos Humanos y las plataformas de comunicación las que permitieron a los departamentos de Gestión de Personas poder seguir con su trabajo diario. De hecho, muchas organizaciones empezaron a detectar que incluso la productividad había aumentado en ciertos aspectos. Y así llegamos a datos como que el 85 % de las empresas españolas tendrán modelos híbridos de trabajo en 2023, siendo ya el 64 % de compañías las que se han sumado a esta tendencia, según revela un estudio de IDG Research elaborado para Logitech y Microsoft.
Por tanto, el teletrabajo y sus consecuentes modelos híbridos están ganando popularidad tanto en las empresas como entre las personas empleadas. Es una evidencia, no una moda. Pero más allá de esta premisa, sí es cierto que nada es perfecto en la vida y, el teletrabajo, tampoco. Algunas personas empleadas se sienten aisladas del equipo, les cuesta construir un compromiso laboral fuerte o sencillamente les gusta poder diferenciar el rol personal del profesional. En este aspecto es donde el salto al metaverso puede ser la solución.
El metaverso, el poder de la inmersión
¿Qué tiene el metaverso que despierta pasiones e incrédulos a partes iguales? Para empezar, aunque, como hemos comentado, podría ser el paso definitivo a un trabajo en remoto mejorado, nos encontramos ante una reacción lógicamente humana ante lo disruptivo. Pero el metaverso no nos va a ofrecer una experiencia en un mundo virtual, es mucho más que esto. El poder del metaverso es precisamente lo contrario, una realidad alternativa donde realizar las interacciones que hacemos en nuestra vida cotidiana y empresarial. Y es que lo más fascinante es que se trata de un ambiente sincrónico que proporciona una experiencia inmersiva sin igual.
De esta manera, el metaverso puede ser el modelo de trabajo definitivo que una el trabajo en remoto, el refuerzo del team building y la coordinación de equipos, entre otras muchas ventajas. Pero, la cuestión es: ¿están todas las empresas preparadas para el cambio?
Fuente: Equipos & Talento
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