Líder humilde: ¿Se puede ser? ¿No es contradictorio?

5273

Por Manuel Celi Vidal – Coach Ontológico Empresarial para directivos y ejecutivos

Hace más de un año, uno de mis clientes que partió a ocupar una nueva posición en su empresa en otro país, me dijo al despedirnos, lo que me sonó a una declaración de propósito personal, que iba a seguir trabajando en cultivar la humildad, cualidad a la que él no daba la bienvenida ni la sentía compatible con el liderazgo.

Este ejecutivo había sido adoctrinado y moldeado en estilos de liderazgo fallidos, que aunque le funcionaron como para permitirle lograr metas con su equipo y conseguir sus ascensos, no lo hacía prospecto para posiciones mayores.

Lo grato para mi fue que unos 6 meses desde su partida me escribió para contarme que había adelantado mucho en humildad opacando su arrogancia y auto-suficiencia.

Dijo que no le quedó otra opción ya que en un país nuevo para él y en puesto nuevo, si no pedía ayuda estaba perdido. Digamos que aprendió a la fuerza. ¿No han notado que en muchos casos es así? Ejecutivos que vienen de otros países, que han trabajado en varios, terminan siendo las personas más modestas?

¡Pero no todos podemos ir a otro país para mejorar en algo!

Antes de seguir analizando la humildad y su relación con el desarrollo de liderazgo, me gustaría aclaremos algunos conceptos. En nuestro medio usamos mal la palabra humildad.

Se dice erróneamente que alguien pobre, es humilde. Se asume que la humildad es servilismo, sumisión, docilidad. Es peor aún cuando se asocia a la humildad con la pérdida de amor propio, dignidad y auto-respeto. La humildad nada tiene que ver con lo anterior.

Citaré 2 frases que me gustan, y aunque no definen el concepto lo asocian claramente con el liderazgo:

  • “La humildad no es pensar menos de ti mismo, es pensar menos en ti mismo.” Rick Warren, autor de Liderazgo con Propósito.
  • “La humildad es una gran cualidad de liderazgo que deriva respeto y no sólo miedo u odio.” Yousef Munayyer, analista y pensador político palestino.

Entonces, el sentido de la humildad asociada al liderazgo tiene que ver con reconocer cuándo necesitamos ayuda. Nos ganamos el respeto de los miembros de nuestro equipo cuando sabemos pedir ayuda a quien pueda brindarnosla.

También, la humildad se manifiesta cuando dejamos el orgullo de lado y permitimos que nuestros colaboradores aporten en nuestras discusiones y luego, también aparezcan en la lista de reconocimientos.

El desarrollo de la humildad nos da poder para expulsar de nosotros la arrogancia, que lo único que logra es aislarnos, porque ¿quién querrá apoyar a un fanfarrón?

La arrogancia es grave porque genera una malsana competencia interna cuando lo que debemos es trabajar en colaboración. La carencia del sentido de humildad nos priva la posibilidad de escuchar ideas de otros. Empobrece el análisis y genera puntos ciegos sobre nuestras debilidades.

El concepto de líder con actitud humildeno es nuevo. Allá en 2001, el famoso consultor y autor Jim Collins publicó en Harvard Business Review el artículo Level 5 Leadership 
The Triumph of Humility and Fierce Resolve  (puedes comprarlo en hbr.org) donde introdujo la definición de Liderazgo Nivel 5 después de haber dedicado 5 años en revisar el historial de rendimientos de 40 años de 1,435 buenas compañías. El estudio tenía como propósito contestar la pregunta ¿puede una buena compañía convertirse en una grandiosa, y si puede, cómo?

El resultado fue que solo 11 de ellas pudieron pasar a la categoría de grandiosas. ¿Por qué? Porque tenían líderes que podían construir grandeza perdurable a través de una combinación paradójica de humildad personal y determinación profesional. En base a este estudio, Jim Collins publico Good to Great en 2004, libro de lectura obligatoria.

Entonces, teniendo más claros los conceptos, ¿cómo podemos nosotros desarrollar liderazgo con humildad? Aquí algunas recomendaciones:

  1. Dale reconocimiento a tus colaboradores. Interésate en sus aportes.
    Aprende a dar las gracias.
  2. Analízate. Ten a la mano tu FODA personal. Reconoce tus debilidades.
  3. Aprende a pedir ayuda y quién pedirla.
  4. Lleva un diario de tus momentos de arrogancia. Anota todas las veces que te dominó el ego.

Desarrolla la humildad que fortalecerá tu liderazgo y generará equipos empoderados alineados con los valores y metas de tu empresa.


Sobre el autor:
Por Manuel Celi Vidal – Coach Ontológico Empresarial para directivos y ejecutivos. Empresario con más de 40 años de experiencia en negocios de servicios logísticos y comerciales innovadores como proveedor estratégico de grandes empresas locales y de países andinos. En 2014, Manuel fundó A-COACH.PE, organización que brinda servicio a personas y organizaciones exitosas en sus procesos de cambio.

Comentarios