El Coronavirus infecta al mercado laboral y lo desafía a cambiar

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Los efectos devastadores de la pandemia producida por Covid-19 están latentes, y aunque el mundo intenta adaptarse, continúan siendo alarmantes y generando incertidumbre, tanto a nivel sanitario como a nivel económico, pero a su vez dejan expuestas deficiencias históricas del mercado laboral y oportunidades para salvarlas.

El desempleo: la pandemia colateral

El problema del desempleo representa históricamente, en condiciones “normales”, uno de los mayores obstáculos para el progreso de una nación, el logro de una distribución equitativa del ingreso y, por lo tanto, el alcance de una sociedad más justa.

Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en las áreas de la economía que más empleos podrían perder a causa de COVID se emplean a unos 1250 millones de trabajadores del mundo y por la pandemia se perdió en el segundo trimestre del 2020 el equivalente a  400 millones de empleos en el mundo. Para la segunda mitad del año la OIT ve peligrar entre 34 y 340 millones de empleos en función de cómo sea la recuperación.

América Latina, la región con el mercado laboral más golpeado del mundo

 La pandemia laboral se hace sentir fuerte en América Latina y el Caribe, que es la región donde se registraron la mayor cantidad de empleos perdidos a causa de la pandemia. Alrededor de 34 millones de trabajadores latinoamericanos perdieron su puesto de trabajo en la primera mitad del año, lo que representa un valor mínimo histórico según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Claramente la situación está agravada por los altos niveles de informalidad en la economía de estos países que venían creciendo de manera significativa en los últimos 5 años: la mitad de los trabajadores latinoamericanos se encuentran fuera del mercado formal.

Todos los países de la región registraron una muy fuerte contracción del volumen de empleo, medido por la tasa de ocupación, entre el primer y segundo trimestre de 2020.

Perú, entre los países más golpeados de la región

De acuerdo al organismo internacional especializado (OIT); 34 millones de empleos en Latinoamérica se perdieron por la pandemia y los países más afectados de la región, en términos generales son: Perú, Costa Rica, Chile, México y Colombia.

Ratificando la grave situación, en base a un estudio realizado por la Cámara de Comercio de Santiago de Chile (CCS) a nivel mundial los mercados latinoamericanos muestran una mayor vulnerabilidad ante la crisis del coronavirus y coloca a Perú como el país que más empleos han perdido por la pandemia del Coronavirus.

En el Perú, históricamente, la tasa de desempleo sólo ha superado marginalmente el 10 por ciento de la población económicamente activa (PEA). Lo que da cuenta de que el problema principal del mercado laboral peruano no está representado por los desempleados, sino más bien la calidad del empleo. Hoy, la situación pandémica que nos ataña exhibe de manera precisa y golpea duramente a quienes menos se ocuparon de las deficiencias acarreadas.

El azote más brusco del virus sobre el empleo en el país, implicó, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la pérdida de más de 6 millones de empleos en el segundo trimestre del año, período que estuvo fuertemente marcado por la medida de confinamiento nacional para reducir el impacto de la transmisión y en cual, el desempleo aumentó a un récord histórico de 8,8%.

¿Por qué son “deficiencias del mercado laboral” el subempleo y la informalidad cuando son personas ocupadas en algún trabajo?

Que estén subocupados implica que trabajen menos horas, ganen menos o saquen menos partido de sus competencias, lo que se traduce en un trabajo menos productivo: En términos generales, “suelen realizar un trabajo menos productivo que el que podrían y desearían hacer”.

Que estén ocupados de manera informal implica que sean laboralmente vulnerables; ya sea porque la ocupación que tienen no cuenta con un registro que garantice protección laboral o bien su empleador no les reconoce derechos como subordinados.

Los datos del INEI reflejan que las deficiencias del mercado laboral peruano se acentuaron con la pandemia: 8 de cada 10 peruanos dejaron de tener un empleo adecuado para pasar a formar parte del mercado laboral precarizado del Perú, ya sea como desempleados, inactivos, subempleados y/o informales.

De las personas ocupadas laboralmente, un 80% se encuentran subempleados. La tasa de subempleo aumentó en el país un 9,28%, se sumaron más de 700.000 peruanos subempleados en el país, arrojando un saldo de más de 8 millones de personas que trabajan en malas condiciones laborales.

A pesar de que la tasa de empleo informal se mantiene a lo largo del tiempo con variaciones mínimas, la misma posee un valor altísimo: abarcando al más del 70% de la población peruana ocupada, de acuerdo a los últimos datos en el año Julio 2019-Junio 2020, la tasa de empleo informal se ubicó en 74,3%, siendo 1,7 puntos porcentuales más que similar año móvil.

El sector primario fue el único en el que se emplearon más personas pero es el que más informales ocupa: los sectores de agricultura, pesca y minería presentan una tasa de informalidad de 93,6% a nivel nacional. Estas actividades concentraron a 4.697.000 personas en el país.

Mercados Laborales Más Afectados: Jóvenes, Mujeres y el Informal

El mercado laboral juvenil siempre es uno de los más afectados en toda crisis. En el país, el 22,9% de los jóvenes entre los 15 y 29 años ni trabaja ni estudia; los llamados “nini” suman un total de casi 2 millones de jóvenes (1.908.592), según un informe del Centro de Investigación Empresarial (CIE) de PERUCÁMARAS. Y dentro de los sí trabajan, el 83,4% de los ocupados de jóvenes menores a 25 años, tienen empleo informal.

El otro es el de las mujeres, el aumento del trabajo no remunerado es mayor carga para ellas que para los hombres; con el riesgo adicional que esto trae de que se retroceda en los logros alcanzados de los últimos años. A las mujeres las contratan más informalmente que a los hombres y están más expuestas porque gran porcentaje de ellas están ocupadas en empleos más expuestos al contagio y a los afectados por la crisis.

Los retos que el Coronavirus le impone al Mercado Laboral son:

  • Reducir Niveles de Informalidad
  • Mejorar Condiciones para Disminuir la Subocupación
  • Mejorar Márgenes Fiscales y Monetarios
  • Reducir la Brecha de Género Laboral

¿Cómo se construye una política social para aminorar los puestos de trabajo perdidos?

La actividad económica de Perú cayó un 40,49% interanual en abril, el peor registro histórico y la tasa de desempleo casi se duplicó con respecto al mismo periodo del año anterior. La gran diferencia con otras crisis vividas, es que en el caso de esta pandemia ningún país del mundo tiene experiencia, lo que implica que la recuperación del mercado laboral sea incierta y cuanto mucho, parcial.

Ante una caída prevista tan acentuada, según la analista Melisa Murialdo; se va a requerir un esfuerzo continuo, flexible y creativo para lograr una recuperación tal que permita volver a los niveles de empleos previos a la crisis mundial: el desafío para las políticas de respuesta a la crisis es enorme, requiriendo no solo programas de respuesta que estimulen la economía y el empleo; sino también que los reestructuren a fin de adecuarse a la nueva normalidad y poder aprovechar esta oportunidad para vivir en una sociedad más justa y resolver, con un virus como motor, la baja calidad del empleo que acarrea Perú.  

Teniendo en cuenta que:

  • La Informalidad se mantiene en elevados niveles y crece a medida que se agrava la situación de emergencia
  • El Empleo Adecuado tuvo una disminución monumental e inédita del 80% durante la pandemia
  • Los Jóvenes y las Mujeres son los más vulnerables

Las medidas a tomar para que la caída no sea tan marcada, y poder cumplir con el objetivo fundamental del empleo creando una sociedad menos desigual, como la prevista deberían continuar estando enfocadas principalmente a los grupos vulnerables, en el personal esencial más expuesto a riesgo y en una reestructuración laboral que forme parte de la política económica nacional y que mejore las condiciones en el sector informal, que abarca gran parte del mercado laboral del Perú, y reduzca continuamente las tasas de informalidad y subempleo, que forman parte del gran problema estructural histórico del país. No es posible el desarrollo sin igualdad.


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